El Plan de acción sobre finanzas sostenibles

El Plan de acción sobre finanzas sostenibles

El pasado 2 de abril el Aula Gabeiras reunió, en colaboración con Triodos Bank, a un grupo de expertos en el sector financiero e industrial para debatir sobre finanzas sostenibles dentro del contexto del Plan de Acción de la Comisión Europea. Durante el Aula, se contó con las ponencias de Valvanera Ulargui (Directora General de la Oficina Española de Cambio Climático) e Inés García-Pintos (profesional independiente en temas de sostenibilidad y especializada en el sector financiero).

Desde la adopción en 2015 del Acuerdo de París sobre Cambio Climático y la implantación de la Agenda 2030, con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, los Gobiernos de todo el mundo optaron por una senda más sostenible para el planeta y la economía. En este contexto, la Comisión Europea publicó en marzo de 2018 el Plan de Acción sobre finanzas sostenibles, con el objetivo de reorientar los flujos de capital hacia inversiones sostenibles, gestionar los riesgos financieros derivados del cambio climático y fomentar la transparencia y el largoplacismo en las actividades financieras y económicas.

La mesa redonda fue inaugurada por Valvanera Ulargui, Directora General de la Oficina Española de Cambio Climático (OECC), quien comenzó su intervención destacando la importancia del Acuerdo de París (2015) en la lucha climática. “Se trata del primer acuerdo que pone a todo el mundo en la senda de la descarbonización”. Además, “supone un reto enorme, ya que viene de la mano de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. No podemos entender la Agenda 2030 si no se incluyen los objetivos de cambio climático. El éxito de esta Agenda va a depender del éxito que tengamos en la lucha contra el cambio climático”, destacaba la ponente. “Tenemos que dar respuestas desde el marco nacional que responda a la obligación de resultados que exige el Acuerdo de París, que hemos ratificado y  la Unión Europea”.

En el contexto de las finanzas sostenibles, mencionó que, “el tercer objetivo global del Acuerdo de París resalta que los flujos financieros tienen que ser coherentes con este nuevo modelo de desarrollo. No podemos avanzar si el modelo no es sostenible ni si el mundo financiero no nos acompaña en este camino”.

Según la Directora General de la OECC “para cumplir con los objetivos de energía y clima de la Unión Europea, se necesitan políticas públicas bien orientadas para activar las financiaciones desde el sector privado. Por ello, se ha diseñado una nueva Ley de Cambio Climático y Transición energética, que consta de 28 artículos y vendrá acompañada de un paquete de medidas que servirán para cambiar los hábitos actuales”.

Valvanera también dejó claro la importancia de la parte social en la transición hacia una economía baja en carbono y afirmó que “la implementación de medidas sostenibles dará buenos resultados en el PIB; la salud y el empleo y, en definitiva, beneficiará el progreso económico y social”.

Definir lo que es «verde»

Por otro lado, Inés García-Pintos habló sobre el Plan de Acción de finanzas sostenibles de la Comisión Europea publicado en marzo de 2018 y sobre el cual se publicaron en mayo de 2018 una serie de propuestas legislativas.  El Plan de Acción pivota principalmente en torno a una propuesta legislativa central para la definición de una taxonomía que permita distinguir lo que es “verde” de lo que no lo es. A partir de aquí, se derivan propuestas como facilitar la información al inversor (con sus efectos sobre la información precontractual, MIFID, etc.), definir índices, etiquetas o productos verdes. Incluso la posibilidad de revisar la regulación prudencial para definir factores que ponderen o no las cuestiones climáticas en la asignación de capital.

En este sentido, Inés señaló que “hay un impacto indirecto del sector financiero en el medio ambiente: qué financiamos y en qué condiciones son aspectos muy decisivos. Además, hay muchas oportunidades que el medio ambiente proporciona al sector financiero: por ejemplo, hipotecas verdes, bonos verdes, etc. Por ello, no hay que mirar al medio ambiente como una restricción al negocio financiero sino como una oportunidad”. Aún así,  a lo largo de la sesión se incidió en la importancia de identificar métricas concretas para la medición y cuantificación de los riesgos y oportunidades.

La ponente también destacó la importancia de las recomendaciones de la Task Force on Climate-Related Financial Disclosures (TCFD), donde se identifican los riesgos y las oportunidades y en qué sentido tienen un impacto financiero: por un lado, los riesgos físicos que provienen del impacto ambiental (infraestructuras dañadas, etc.) y, por otro lado, los riesgos de transición que provocamos al querer transicionar de una economía carbonizada a una descarbonizada. También el reporte de cómo estamos haciendo las cosas y el cambio tecnológico que necesitamos son riesgos añadidos. Además, la fiscalidad no puede ser neutra en la amenaza de cambio climático. En este contexto, Inés resaltó que “es necesaria una transición ordenada que minimice los riesgos financieros asociados al cambio climático”.

La escala del desafío de la inversión está más allá de la capacidad del sector público. Cada año de aquí a 2030 habría que invertir 180.000 millones de euros adicionales para alcanzar los objetivos. Por ello, el sistema financiero tiene un papel fundamental en la reorientación de capital privado hacia inversiones más sostenibles.

Los dos objetivos principales para el sector financieros son, por un lado, aumentar la financiación para el desarrollo sostenible (Finanzas para la sostenibilidad) y por otro, reforzar la estabilidad financiera introduciendo ASG (Sostenibilidad de las finanzas).

García-Pintos resaltaba un aspecto muy importante: “si no definimos lo que es verde y establecemos un lenguaje común, no vamos a ser capaces de comparar activos ni entidades financieras de cara a avanzar en la transición hacia una economía baja en carbono”.

En definitiva, los tres grandes objetivos del plan de acción son reorientar los flujos de capital hacia inversiones sostenibles; integrar la sostenibilidad en la gestión de riesgos y fomentar la transparencia del cortoplacismo.

“Las finanzas sostenibles ya forman parte de la agenda del sector financiero y se trata de un proceso imparable”, concluía Inés García-Pintos.