Herramientas para la medición: ¿transición o riesgo?

Herramientas para la medición: ¿transición o riesgo?

Ponencia: Dª Angélica Afanador, moderada por Dª Patricia Gabeiras y Dª Sandra Castañeda

La transición hacia una economía de bajas emisiones nos concierne a todos; también a las entidades e instituciones financieras. Es el mensaje que sirvió de punto de partida para la última sesión del Aula Gabeiras, celebrada en colaboración con Triodos Bank. El encuentro, celebrado el jueves 24 de octubre bajo el título “Herramientas para la medición: ¿transición o riesgo?”, se centró en las metodologías para la identificación y evaluación de los riesgos climáticos y para la medición del grado de alineamiento de las carteras de activos e inversión con las estrategias nacionales e internacionales en materia de energía y clima.

La apertura de la sesión estuvo en manos de Soledad Núñez Ramos, miembro del Consejo de Gobierno y de la Comisión Ejecutiva del Banco de España, mientras que la ponencia principal corrió a cargo de Angélica Afanador – Ardila, consultora gerente en Navigant y exconsultora ambiental del Banco Mundial. Como en anteriores ocasiones, Sandra Castañeda, Directora de Desarrollo Corporativo de Triodos Bank y Patricia Gabeiras, socia fundadora de Gabeiras y Asociados, dieron la bienvenida y moderaron la sesión.

“Esta transición nos toca a todos, también al sistema financiero”, aseguró Castañeda, quien abrió la sesión recalcando que, dada la novedad de estas metodologías, “todos estamos aprendiendo”, de ahí la importancia de “poner en común” las herramientas que nos pueden ayudar a gestionar la emergencia climática.

En estas herramientas se centró la intervención de Afanador que, en conexión online desde Alemania, presentó PCAF (Partnership for Carbon Accounting Financials), la plataforma global para el seguimiento de las emisiones de carbono en las carteras de inversión y financiación.  Triodos Bank forma parte de esta iniciativa y está actualmente utilizándola. La consultora explicó que PCAF “nace de la necesidad del sector financiero de contar con un enfoque transparente para la medición de emisiones” y que tiene dos objetivos: desarrollar un estándar global de contabilidad de emisiones, que “no existe todavía”, y lograr que más de 100 instituciones lo apliquen de forma efectiva.

PCAF nació en el año 2015 en Holanda de la mano de ASN Bank y del Gobierno holandés, y se ha expandido a Norteamérica y al resto del mundo, demostrando que puede ser una herramienta de utilidad para cumplir con los Acuerdos de París y la Agenda 2030. Hasta el momento, más de 55 instituciones financieras de todo el mundo han prometido revelar el impacto de sus préstamos e inversiones en el clima a través de esta herramienta, “impulsada por el sector financiero para medir y divulgar las emisiones de GEI financiadas por los préstamos e inversiones”, según detalló Afanador.

Esta metodología distingue tres tipos de impacto:

  • Emisiones directas e indirectas de los clientes.
  • Emisiones evitadas a través de proyectos de energía renovable o eficiencia energética planteados por los clientes.
  • Emisiones compensadas a través de proyectos forestales de los clientes.

“Quiero enfatizar que la contabilización de emisiones es un fundamento, una metodología que nos permite empezar el análisis de escenarios y acciones climáticas”, aseguró Afanador. Aunque la experta matizó que la calidad de los datos todavía es dispar, se mostró optimista respecto a lo que se podría lograr si se estableciese un estándar global de contabilidad de emisiones: “Si llegamos al nivel de que el sector corporativo reporte sus emisiones, para las instituciones financieras va a ser mucho más fácil calcular su impacto”. La intención, insistió, es que el sector corporativo mida este alcance, “reportando después a las organizaciones que así lo soliciten”.

El papel fundamental de los bancos centrales

¿Cuál es la importancia de la acción de los bancos centrales para establecer este estándar? Capital. Así lo defendió Soledad Núñez, miembro de la Comisión Ejecutiva del Banco de España (BdE), durante la apertura del aula. “Hay bastantes razones por las que un banco central debe estar implicado en este ámbito. Tiene que estar involucrado porque el balance de los bancos está afectado por el cambio climático, y esto supone innegables oportunidades para ellos, pero también unos riesgos y efectos en el valor de las carteras”, resaltó la especialista que, desde 2015, ejerce como asesora senior en la Dirección General de Estabilidad Financiera, Regulación y Resolución del BdE.

Para Núñez, los bancos centrales deben tener en cuenta que una transición abrupta a una economía baja en emisiones presenta “bastantes riesgos”, pues “conlleva la revalorización de una cantidad tremenda de activos”.  El cambio climático, precisó, tiene también efectos macroeconómicos en los precios y afecta a la estabilidad financiera, por lo que es necesario adecuar las políticas monetarias a esta situación.

Pese a todo, incorporar herramientas de medición para ponderar los riesgos del cambio climático es todavía una tarea difícil, pues las herramientas de valoración de riesgos y los modelos para definirlos todavía están naciendo y desarrollándose. Mientras esto se logra, insistió, es esencial tener presente el poder de persuasión que las entidades financieras pueden tener para provocar cambios. “Incorporar los criterios de sostenibilidad e inversión responsable en las carteras puede tener un gran efecto”, aseguró.